lunes, 23 de agosto de 2010

Para volver a leer y a escribir

Para volver a leer y a escribir…

(Diana González)
¨Descubrí que existían maestros y maestras del libertad¨ .Esta expresión que leí hace algunos días me hizo pensar en mi abuelo y mi hermana de 8 años , ellos son un ejemplo de esto, el más claro que tengo en mi vida ;ellos han sido quizás, las primeras personas que me hicieron acercar a la lectura y a la escritura...

Mi abuelo, el abuelo Guillermo, don Guille, como le decían los vecinos y sus amigos, un hombre muy alto, con sus grandes ojos azules, que contrastaban con su tez blanca, siempre usaba su sombrero y su bastón; solía sentarse en una banquita de madera que quedaba en el jardín de la entrada de la casa para ver pasar mucha gente y para esperar a que llegáramos sus nietos del colegio…un día le pregunté que porque le gustaba sentarse allí y me respondió que le gustaba leer el rostro de las personas, de muchas personas que tal vez volvería o no a ver, distintas; las definía como pequeños mundos. Mi abue, (así como yo le decía) no sabía leer ni escribir .Un día le dije que me enseñara y él me respondió que no sabía, pero que nos inventáramos una forma mientras yo aprendía en el colegio; entonces decidimos tomar los libros con imágenes que habían en la casa, nos sentábamos los dos y el empezaba a leer las imágenes y a relatar la historia; yo continuaba hasta que terminábamos el libro, se nos pasaba el tiempo. Así leímos sin saberlo los cuentos de los hermanos Grimm, Terror de sexto B de Yolanda reyes, las historietas de Mafalda (que es una divina) y Olafo- el amargado-, que en el fondo no lo es tanto.

Siempre le mostraba mis cuadernos y un día le dije que me iban a empezar a enseñar a leer, entonces decidimos apostar quien aprendía a escribir y a leer primero... recuerdo que se compró un cuaderno ferrocarril y una cartilla, la misma me habían pedido en el colegio Nacho Lee, ¡ah! y un libro titulado historias de Franz que habla de un niño de siete años y todo lo que le ocurre a alguien en esa edad (…)

Yo llegaba del colegio y me sentaba a hacer mis tareas; entonces él se sentaba conmigo, sacaba su cuaderno, su cartilla y el libro de Franz y hacia los mismos ejercicios que me dejaban en su cuaderno; mamá nos orientaba los ejercicios, y nos hacia leer en voz alta; lo que más nos gustaba era cuando leíamos Franz porque ya no solo era ver la imagen sino ir siguiendo lo que las palabras escritas expresaban…además porque leíamos y escribíamos en compañía de un delicioso helado o un pedazo de torta que preparaba la abuela. Como olvidar que leímos Franz como 3 veces…en casa ya no querían escuchar más de Franz. Nos hicimos lectores apasionados, uniéndose a nosotros mi hermano; eso era un plan además de jugar pista de carros, fútbol, Stop; ver programas como Caballeros del Zodiaco, Dragón Ball Z, cantar y hacer mímicas de canciones.

Volvimos a releer las historias que antes habíamos leído a nuestra manera.

Crecí y continúe con ese rito de leer y compartir comentarios con el abuelo; él se convirtió en un lector en potencia; ya no solo compartía conmigo sino con mi hermano y sus otros nietos; cuentos, historietas, artículos del periódico pues uno de sus deseos siempre fue aprender a leer para poder leer el periódico. Recuerdo que ya en el bachillerato y al llegar la adolescencia el plan de amigos, el novio, las fiestas … me empezó a dar pereza de leer y escribir ; él siempre me preguntaba que libros me habían puesto a leer, entonces yo le decía y así el me retaba por el tiempo y apostábamos: me decía que en que página iba, yo no podía quedarme atrás entonces así vino la Divina comedia, pasamos por los cuentos de Poe que a mí me encantaron, por el suspenso y la intriga, la Odisea, la Iliada, El Retrato de Dorian Gray, Romeo y Julieta, El Decamerón, Mientras Llueve, Cien Años de Soledad, Werther , El Jugador, La vuelta al mundo en ochenta días, El maestro Ciruelo un maestro sin igual, único: -el maestro que todos queremos tener- y por supuesto no podía faltar El Quijote. El abue decía que tal vez en vidas pasadas él había podido ser Don Alonso Quijano, yo me le reía y le decía que si le creía…logramos sin proponerlo conformar una biblioteca completa. Debo confesar que casi la poesía no me gustaba. Para el cumpleaños del abue mis padres le regalaron un libro de poesía de Jairo Aníbal niño ¨La Alegría de Crecer¨ se lo leyó como en 2 días, me insistió que lo leyera pero yo le dije que no. .. Un día lo dejó sobre la mesa del comedor entonces yo lo ojeé y me pareció muy bonito porque traía ilustraciones; de pronto abrí en una página titulada No busques más tu cuaderno de geografía y continúe leyendo…

¨No busques más tu cuaderno de geografía.

Yo lo saqué de tu morral.

No quisiste ir a matiné conmigo,

El domingo pasado.

Mis amigos me contaron

Que estabas en compañía de Bermúdez,

El grandote de la escuela que practica la lucha libre.

Me contaron que estabas muy linda,

Y que te reías a cada rato.

No busques más tu cuaderno de geografía.

Ahora que está lloviendo,

Asómate a la ventana,

Y veras pasar ochenta barquitos de papel.

No busques más tu cuaderno de geografía¨

Su lectura hizo tocar mis fibras de sensibilidad…daba la impresión de que al leerlo aparecía el sentimiento, recordé al que en ese entonces era mi novio, y sentí por primera vez como si esto lo hubiese vivido o lo fuera a vivir…me sentí tocada, imagine la escena… ese libro fue la compañía de mis ilusiones y desilusiones amorosas porque terminé con mi novio, por ese libro empecé a escribir lo que sentía, lo que me fastidiaba, lo que me daba tristeza, alegría; lo que me inspiraba. Por primera vez pensé en que es increíble como un escritor es capaz de poner el amor en todas las cosas más sencillas, cotidianas y hermosas de la vida: la niñez, las clases, los deportes, la juventud, la naturaleza, el cuaderno, los barquitos de papel…. La poesía de Jairo Aníbal Niño destruyó la barrera que tenía frente a la poesía pues abrió la puerta a la poesía de otros autores como José Asunción Silva, Diego Fallón, Porfirio Barba Jacob, León de Greiff, Lorca y Petrarca. Ahora si me gustaba la poesía pues entendí que los escritos hacen mágico todo lo que ocurre a diario.

El abue enfermó y murió…yo entré a la universidad y ahora sólo leo textos de las materias de la universidad, solo escribo textos académicos eso no me disgusta pero pienso que guarde en el baúl de los recuerdos mi proceso de lectora y escritora en potencia. Sin embargo se que nunca es tarde para recomenzar. Sé que si el abue, ese maestro estuviera todavía me retaría.

Estos días me encontré con que mi hermana de 8 años es otra maestra presente que llegó a mi vida: tenía dos libros viejos con sus hojas medio rotas y las pastas deterioradas, eran precisamente el Libro de las historias de Franz y el de la Alegría de Crecer de Jairo Aníbal Niño, que encontró y carga en su maleta de princesas; ella leía en voz alta a mamá mientras esta cocinaba. Al presenciar esta escena, me hizo sentir y pensar en esa niña que aún está en mí y que quiere volver a leer y a escribir como lo hacía antes…

1 comentario:

  1. Qué bello homenaje a jairo Anibal Niño, nosotros y nuestros hijos fuismos la generación de este autor Colombiano, nos dejo su palabra, sus huellas de su palabra oral.
    USTED

    Usted
    que es una persona adulta
    - y por lo tanto-
    sensata, madura, razonable,
    con una gran experiencia
    y que sabe muchas cosas,
    ¿qué quiere ser cuando sea niño?

    Poeta, siempres estaras en nuestros corazones.

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